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RUTA GRATUITA PARA LAS PERSONAS QUE SE ALOJEN

Ager Consaburensis es una de las acciones dentro de la conmemoración del IV Centenario de la Muerte de Cervantes. El proyecto nace de la curiosidad de los viajeros que quieren conocer de una forma más profunda el medio físico en el que se pudo inspirar Cervantes para escribir sus obras y sobre todo quiere responder a preguntas que nos hacen todos los días: ¿Qué queda de los paisajes que inspiraron a Cervantes? ¿La Mancha del Siglo de Oro era como la que vemos hoy? ¿Ha cambiado tanto el paisaje y el paisanaje que no se reconoce la tierra que inspiró al autor del Quijote? ¿Qué hay de verdad y de ficción en los libros de caballería? ¿De qué vive la gente de aquí?.....

Es muy difícil responder a todas estas preguntas y a muchas más que al viajero se plantea cuando visita nuestra tierra. Este, generalmente en nuestra ciudad, se siente atraído por la poderosa imagen del Cerro Calderico, pero hay más, pues conservamos muchos más escenarios, las cañadas reales, los caminos por los que eran trasladados los galeotes condenados.

Os invitamos a interpretar el paisaje.

La salida: el día 18 febrero 2017 desde la Oficina de Turismo del casco Urbano.

Lo que necesitas: lo que uses habitualmente para caminar.

El tiempo que vamos a necesitar: 3 horas aproximadamente.

El precio:  Si te alojas o comes en Consuegra Gratuito.

6.5 € adulto

3 € niños(hasta 13 años) ,

Menores de 7 años gratuito.

Información y reservas en los teléfonos Oficinas de Turismo 925475731 y 925593118

Reservas por e mail a: turismoconsuegra@gmail.com

Número máximo de personas: 35.

Si vienes con niños podrás realizar la ruta, ¡pero no te olvides del porta bebés!

Fin de la ruta: presa romana de Consuegra.  Un paisaje por descubrir. ¡Os esperamos!

Una relectura del paisaje.

Si se lee el Quijote resulta asombrosa la escasa descripción que realiza el autor del medio físico donde suceden las aventuras de Don Quijote y Sancho. Este desapego cervantino a describir paisajes ya que para Cervantes, la Mancha era mayormente el camino entre Castilla y Andalucía, y el Quijote nace de la experiencia de ese camino. Esas precisas imprecisiones del escritor, “En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio……” nos puede hacer pensar que pudo ser en el Campo de Montiel, en el de Calatrava o porque no en el de San Juan.

Sobre el conocimiento geográfico de Cervantes se puede deducir que, teniendo en cuenta el conjunto de sus novelas, muestra no sólo un gran conocimiento de las ciudades y pueblos, como lo demuestra el fino análisis de las ciudades citadas en sus obras, sino que además, como se comprueba en el Quijote, un buen análisis del mundo rural, mostrando gran coincidencia entre sus aportaciones y lo recogido en las Relaciones Topográficas de Felipe II.

Cervantes muestra una genial percepción de las transformaciones que experimenta el paisaje con el paso del tiempo, siendo el calor la mayor adversidad

La Mancha, escenario del Quijote en tiempo de Cervantes.

Aunque ya hemos comentado que las Relaciones Topográficas de Felipe II son el mejor retrato de La Mancha de la segunda parte del siglo XVI, otras fuentes señalaban que el paisaje que vio Cervantes fue muy diferente al que se desarrolló posteriormente: era entonces monte espeso y pasto natural para el ganado. Las haciendas manchegas destinaban sus tierras a pastos y a cereal de secano. La cebada, por regla general, se sembraba en las mejores tierras, y el trigo en las de segundo nivel. Los cultivos que ofrecían mejores beneficios, aunque escasos en superficie y producción, eran el azafrán y los viñedos, mezclándose éstos últimos con el olivar.

En Consuegra tenemos la suerte de que en pleno siglo XXI aun conservemos molinos de viento, norias, acequias, sendas infinitas, casas bajas, casonas, vides y olivos. Un paisaje y un paisanaje que ha quedado inmutable a lo largo del tiempo.

Ager Consaburensis invita a descubrir esos paisajes descritos hace siglos y que para todo buen viajero aun permanecen inmutables, dispuestos a ser descubiertos.

La ciudad de Consuegra es uno de los núcleos urbanos poblados más antiguos de nuestra región. Su situación geográfica entre las cuencas del Tajo y el Guadiana y a su vez, entre los montes de Toledo y La Mancha hace que la población tenga ante sí una diversidad de ecosistemas tan diferentes como complementarios.

Esta multiplicidad paisajística se traduce en una multiplicidad de flora y fauna que hizo que, ya en la antigüedad, la ciudad fuese un importante núcleo de población, Prácticamente desde el Paleolítico Medio hasta nuestros días.

La abundancia de caza y la diversidad de tierras de cultivo (estepas y llanuras aluviales), la orografía induce a que  el emplazamiento sea tierra de obligado paso para manadas nómadas de animales, siendo factores que determinan la domesticación de animales y plantas en épocas muy tempranas, con el consiguiente desarrollo del laboreo agrícola y ganadero.

La rutas propuestas muestran caminos veredas, cañadas reales, y muestra a Roma que introdujo en el paisaje olivos y viñedos e implemente sistemas de irrigación de gestión de agua que ampliaron la producción. En la cumbre de los montes la jara, la encina, los quejigos, la retama, el cantueso (o lavanda silvestre) conforman el bosque mediterráneo perdura entre viejos olivos abandonados, juntos con otros que con su esplendor muestran orgullosos nuestra aceituna “Cornicabra”, en febrero y marzo el camino está jalonado de almendros en flor, en mayo la vid se une al aun verde cereal. Los ocres presiden el verano para con las primeras lluvias del otoño volver a ese verde intenso de la flora mediterránea.

El camino de esta ruta nos lleva y nos introduce en el paisaje, nos muestra la historia, nos acerca al hombre en su medio natural y nos muestra la variedad de flora y fauna a tan solo cuatro kilómetros de Consuegra.